Se trata de un conjunto de tres volúmenes a dos aguas que se entrelazan entre si para formar una vivienda familiar, en donde los tonos rojizos y la textura del ladrillo rústico otorgan un carácter propio.
La mezcla de maderas pálidas, oscuras y rojizas con sus diferentes vetas y formatos, componen espacios dinámicos y reflejan lo mejor de los materiales naturales. Puertas en roble, chimenea en comino y cocina en aglomerado.
Una pesebrera con muros en mampostería rústica, cubierta a dos aguas con alfardas en pino y correas metálicas.